Nacho Villoch

Nací en 1966   el año que los Beach Boys sacaron su single Good Vibrations-, y como soy de Bilbao lo hice donde me dio la gana, o sea en la provincia de León. A las pocas semanas un viaje en Seat 600 me llevó hasta Frankfurt -eran los tiempos de “vente pa’ Alemania, Pepe” y mi padre, pese a no llamarse Pepe acudió a la llamada- aunque un par de años después volvería, esta vez en Volkswagen, a Bilbao para ver nacer a mis tres hermanos menores. Cosas de la primogenitura. Podría hablaros de una infancia en plan peli de Almodóvar “la mala educación”, pero prefiero recordar que me pasaba el día llevando bichos a casa -y a clase, lo que explicaría algunos de los castigos- y haciendo enormes dinosaurios de plastilina. Faltaban 15 años para Parque Jurásico, y yo sin saberlo. 

Creo que el día que di mi primer beso a una chica -con aparato en la boca- dejé de hacer dinosaurios de plastilina. Tras un intento frustrado de inscribirme en Bellas Artes y Oceanografía, lo acabé haciendo en derecho. Y después de 5 largos años sobre los que tengo un nebuloso recuerdo acabé la Uni, la Mili en Caballería, y arranqué unos inicios profesionales que he preferido no incluir en ningún CV: Modelo de un catálogo de saunas finlandesas, vendedor de enciclopedias a través de concursos de dibujos en los colegios, y super-cuentas del Banco Santander al 14%. Era el año 90, y el cuerpo me pedía aventura. 

Con esa sed de aventura, un par de golpes de serendipia y no poca creatividad conseguí una beca del ICEX que me llevó a vivir a Singapur, y expandir mis horizontes vitales. El año de beca se me hizo muy corto y al acabar me fui a buscar trabajo “realmente fui a buscarme a mí mismo- a Australia, Indonesia y finalmente en Hong Kong se abrió una ventana que durante los siguientes 10 años me llevaría a Miami, Nueva York, Paraguay, Bolivia y Portugal, en una interesante carrera profesional en el desarrollo de negocio internacional. Reinventado profesionalmente en el mundo de la Innovación y la comunicación en este cambio de época, que no época de cambios, en la última década me he dedicado activamente a la comunicación de la Innovación, y su reverso, la Innovación en comunicación. 

Consciente del poder de la palabra para construir realidades y cambiar el mundo a mejor, me decidí a canalizar mi energía creativa hacia la generación de contenidos mediante escritura. Así nació “La Aventura de Diana: Innovando contra viento y marea”, la primera novela empresarial sobre Innovación, y uno de los 10 libros recomendados por Expansión para cambiar de carrera en 2015, y su secuela “El Desafío de Yago: En busca de las Fuentes del talento” -algún día completaré la trilogía-. En este país, “ser autor, te convierte en autoridad”, y me he ido enredando progresivamente como mentor, inspirador, o promotor en diversas comunidades y proyectos de emprendimiento como la Comunidad MET, Héroes Club, TeamLabs, Aceleradora SEKLab, Adventure Network, o la comunidad de eventos TEDx dirigida a difundir las mejores ideas, en amenas conferencias de menos de 18 minutos.